Tokelau: unas islas paradisíacas cien por cien sostenibles
Artículo revisado por el Comité
Ya existe un territorio en el mundo que genera toda la electricidad que consume a través de paneles solares. Se trata del pequeño archipiélago de Tokelau, cerca de Nueva Zelanda, formado por más de 120 islotes rodeados por tres atolones que, gracias a los 4.000 paneles solares que se han instalado, permanecerán a salvo de fugas y contaminación.
Tokelau, un pequeño archipiélago situado en el océano Pacífico entre Hawai y Nueva Zelanda –país que administra el conjunto de islas-, se ha convertido en el primer territorio del mundo capaz de generar toda su electricidad gracias a los 4.000 paneles solares que se han instalado.
Hasta ahora, los más de 120 islotes que conforman Tokelau necesitaban anualmente más de 2.000 barriles de petróleo para abastecer de electricidad a sus 1.500 habitantes. Unas cifras que, además, implicaban un gasto anual que se situaba alrededor del millón de dólares.
Este nuevo abastecimiento con energía solar, tal y como ha indicado el ministro neozelandés de Relaciones Exteriores, Murray McCully, "es muy positivo porque, por fin, se pueden dejar de utilizar las centrales eléctricas que funcionan a partir de diesel".
De la misma forma, ha incidido en que "las fugas de combustible crean enormes problemas en el medio ambiente de los tres atolones". Unos atolones que, con este proyecto, permanecerán completamente a salvo.
Para el coordinador del proyecto, Mike Basset-Smith, se trata de "un hito de enorme importancia", ya que gracias al ahorro que se va a conseguir, el territorio podrá realizar mayores inversiones en desarrollo y bienestar social.
De hecho, el gasto que se ha realizado en la instalación de los paneles y las baterías –para cuando no haya sol- ha sido de 7 millones de dólares y, según informan, los equipos no van a requerir ningún tipo de mantenimiento durante los primeros 20 años. Lo que supone que, de cumplirse estas previsiones, el proyecto estará amortizado en apenas siete años.
Igualmente, y aunque los gases de efecto invernadero que emitía Tokelau eran mínimos, para el ministro neozelandés la apuesta de la población es "como un mensaje al mundo, mostrando que la transición a las fuentes de energía renovables es posible".