¿En qué consiste la energía solar térmica?

La energía solar térmica, también llamada energía termosolar, consiste en aprovechar la energía del Sol para producir calor, el cual puede aprovecharse para cocinar alimentos o para producir agua caliente destinada al consumo de agua doméstico, ya sea de tipo sanitario o para la calefacción. También produce energía mecánica y, a partir de ésta, energía eléctrica. Puede también emplearse una máquina de refrigeración para que el calor obtenido se convierta en frío y se pueda acondicionar el aire de cualquier local.

Para la obtención de esta energía hay diferentes equipos, entre los que se destacan:

• Equipos de circulación forzada. Se compone básicamente de captadores, un grupo hidráulico, un acumulador solar, una regulación y un vaso de expansión.
• Equipos por termosifón. Su mayor característica es que el acumulador se sitúa en la cubierta, justo encima del captador.
• Equipos de sistema Drain-Back. Es el sistema más compacto y seguro, perfecto para viviendas unifamiliares.
• Una vez obtenida la energía solar térmica, hay diferentes colectores para la aplicación de la energía obtenida. Los principales son:
  • Colectores de baja temperatura: el colector solar plano es el más representativo. Se aplica principalmente en el calentamiento de agua para el baño, aunque también se utiliza para secar los productos agropecuarios mediante el calentamiento de aire o para destilar el agua en las comunidades rurales.
  • Colectores de media y alta temperatura: son sistemas que usan reflectores parabólicos para poder enfocar la radiación solar directa sobre un tubo que circula a lo largo de su foco y que conduce al fluido que puede alcanzar temperaturas de hasta 500º centígrados.
  • Hornos solares: son reflectores parabólicos que sirven para enfocar la radiación solar en pequeñas superficies y así poder calentar el objetivo a altos niveles de temperatura. Algunos hornos solares han conseguido llegar hasta los 3500º centígrados.