Un nuevo sistema de fabricación podría abaratar la energía solar
Artículo revisado por el Comité
Un equipo de investigadores del Instituto Stephenson de Energías Renovables de la Universidad de Liverpool ha comprobado la eficacia de emplear cloruro de magnesio en las células solares.
Uno de los mayores inconvenientes que presenta la energía solar es que la fabricación de las células solares puede presentar precios aún algo elevados. Sin embargo, y según una investigación publicada recientemente en la revista Nature, parece ser que un pequeño cambio en el proceso podría abaratarlas notablemente y, a la vez, reducir su toxicidad.
Tratamiento costoso
La aparición de las células solares de segunda generación supuso un importante avance en el mercado de la energía solar. La razón es que incorporan una película sensible a la luz solar que permite que se instale en diferentes superficies. Es decir, amplía los espacios para poder aprovechar la luz del sol –como, por ejemplo, las ventanas- porque no son necesarios grandes paneles en tejados o superficies abiertas.
Aunque, pese a las ventajas que ofrecen, deben tratarse con una solución de cloruro de cadmio para mejorar y eficiencia y que realmente resulte rentable su instalación. Y el principal problema radica en que se trata de un compuesto químico muy caro y que presenta unos niveles de toxicidad elevados, tanto para el ser humano como si no se gestionan correctamente los residuos que pueda generar.
El secreto: cloruro de magnesio
Sin embargo, cuando los investigadores del Instituto Stephenson de Energías Renovables de la Universidad de Liverpool (Reino Unido) finalmente dieron con el cloruro de magnesio –tras probar diversos cloruros- comprobaron que era posible eliminar todos los inconvenientes.
De hecho, al rociar las células solares con este compuesto –completamente inocuo para la salud ya que incluso se emplea como suplemento mineral o en sales de baño- ratificaron que la eficiencia energética era muy similar.
Además, confirmaron que el cloruro de magnesio es una molécula muy fácil de conseguir a partir del agua del mar, lo que reduce notablemente su precio –es casi 300 veces más económico que el cloruro de cadmio- y, por tanto, el coste general de la fabricación de estas células solares de segunda generación.
Sería muy interesante que se pueda sacar al mercado, ¿pero permiten las cc.aa. ,la instalación de fotovoltaicas en núcleos urbanos? Dicen sí, pero cuando detectan su instalación te viene el impuesto. Para eso tienen la avioneta, al menos aquí en Sevilla