Energía eléctrica limpia gracias a sensores piezoeléctricos
Artículo revisado por el Comité
La acumulación de electricidad y su empleo para generar luz de manera limpia supone todo un avance para el aprovechamiento energético y el empleo sostenible de los recursos.
Se llama piezoelectricidad a la carga eléctrica que acumulan algunos materiales como consecuencia de su reacción a una tensión mecánica. Fue descubierta en 1880 por Jacques y Pierre Curie en los cristales de cuarzo, aunque actualmente se sabe que hay otros materiales naturales que la generan, como la turmalina o el rubidio. También la cerámica piezoeléctrica, muy empleada para los dispositivos acústicos de alarmas o teléfonos móviles, permite acumular electricidad.
La piezoelectricidad se produce porque esos minerales poseen propiedades electromagnéticas. De este modo, cuando se comprimen los cristales de cuarzo, producen un campo eléctrico que puede aprovecharse para producir electricidad. Por tanto, esa acumuluación de electricidad supone un modo de producir energía eléctrica de manera sostenible y respetuosa con el medioambiente.
Este tipo de energía lleva empleándose en la industria armamentística y automovilística desde mediados del siglo pasado. Su uso para producir electricidad permite obtener energía limpia capaz de suministrar electricidad a gran escala. El caso más evidente es el de la empresa israelí Innowatech, que colocó sensores piezoeléctricos bajo el asfalto de una autopista para que, con el paso de los vehículos, y la presión y vibraciones que estos producían, permitieran generar energía. Unas baterías instaladas a ambos lados de la carretera recogían la electricidad. Los resultados fueron muy alentadores, ya que durante el transcurso del experimento se produjo electricidad capaz de iluminar, de manera eficiente, esa misma carretera.
En Japón también han estudiado la producción de electricidad a gran escala por medio de los sensores piezoeléctricos en suelos. La empresa nipona East Japan Railway colocó un pavimento piezoeléctrico en los accesos al metro y en la zona de los torniquetes para producir electricidad con la presión ejercida por las pisadas de los usuarios de ese medio de transporte.
Estos dos empleos de los sensores piezoeléctricos para generar electricidad limpiamente se suman al conseguido con el Sustainable Dance Floor, que no es más que la colocación de cristales piezoeléctricos bajo el suelo de una discoteca de Róterdam para generar electricidad con el baile de los clientes, electricidad que permite iluminar el local.
Estos tres ejemplos ponen de manifiesto la importancia que han adquirido la sostenibilidad en nuestra vida. Se buscan fórmulas que resulten rentables, pero, sobre todo, que no contaminen y que sean renovables. El uso sostenible de los recursos y la generación de energía eléctrica limpia supone todo un avance. Ahora solo resta investigar cómo podríamos aplicarlo al uso cotidiano de nuestro hogar.