Rentabilidad de la huerta fotovoltaica

La rentabilidad de la huerta fotovoltaica se encuentra en todo momento en un contexto de riesgo, y cuanto mayor sea este contexto de riesgo, mayor será la rentabilidad también, pero siempre hay que colocarlo dentro de expectativas coherentes y equitativas, y encontrar el equilibrio entre riesgo y rentabilidad.

La rentatibilidad de este tipo de huertas, basadas en la energía solar, se trata de una variante dinámica porque cambia con el tiempo y depende del vencimiento de la inversión. En este sentido, las inversiones en fotovoltaica que tiene un vencimiento mínimo de 25 años, sólo pueden ser comparadas con otras inversiones que tienen plazos similares de 25 a 30 años. Pero no existe ningún motivo para que se tome una rentabilidad a 1 año como inversión fotovoltaica.

Esta rentabilidad razonable, concepto financiero, que se atañe a una variable que depende del vencimiento de la inversión, como hemos indicado anteriormente, debe incluir una base de referencia, lo más adecuado es que tenga el rendimiento de los bonos del país en el que se realiza la inversión.

Por ejemplo en España los beneficios obtenidos por la compra de bonos españoles sería en un plazo de 25 a 30 años; en los últimos meses la rentabilidad de bonos en un periodo de 10 años es del 5,5 % al 6 %.

La rentabilidad  razonable de una huerta foltovoltaica únicamente tiene en cuenta los puntos operativos, pero no los financieros, y por este motivo no se deben considerar estos riesgos. Todo ello nos da la libertad de tomar la deuda prestada y lograr de esta manera su provecho.

Desde el punto de vista fiscal, la rentabilidad razonable puede ser considerada similar a la de los bonos. Los que invierten en bonos pagan el impuesto de la rentabilidad de los cupones que tienen en su poder. Por este motivo se tendría que exigir a todos los inversores de fotovoltaica, un mayor beneficio, que debería ser superior al 10 u 11%, aunque algunos cambios regulatorios lo han dejado a un nivel más bajo que esta cifra, a un 7 u 8% debido a una mala gestión de los propios inversores, que tal vez en su momento no supieron encontrar el asesoramiento adecuado.